Atiq Rahimi nos traslada a la realidad actual del Afganistán de la mano de Rasul, que ha cometido un crimen contra una anciana para castigarla y quiere entregarse, pero su caso no interesa a las autoridades. Con su estilo lírico y a la vez despojado, su espléndido uso de los relatos de la tradición persa y la firme exposición de sus convicciones Rahimi compone una magnífica coreografía.