Lejos de plantear la Guerra Civil como un enfrentamiento entre el bien y el mal, el autor restituye una dimensión adicional de la violencia de aquellos años, que se refiere a la represión y la resistencia clandestina en la retaguardia del bando republicano. Centrándose en la ciudad de Madrid, Cervera describe y analiza sin asomo de parcialidad la cruda realidad de las cárceles, las checas, los paseos y las sacas de presos, así como el muestrario de desafectos, derrotistas, sospechosos, espías y quintacolumnistas que componían la ciudad clandestina.