Es una constante en importantes sectores doctrinales ver en los privilegios una excepción cuando no una perversión de la par condicio creditorum, así como los causantes del empobrecimiento o devaluación del patrimonio concursal. No ignoramos la relevancia de estas críticas que a la postre abogan por una nueva redimensión del valor de la paridad. Decir sin más que, el privilegio es el enemigo del derecho -Das Vorrecht ist der Feind des Rechts-, puede llegar a constituir una aberración. No ocultamos al mismo tiempo que la clave de un más correcto sistema concursal pasa por una drástica reducción y a la vez racionalización de los privilegios, en realidad, del selvático y esclerotizado sistema de privilegios existente que sólo han terminado por generar un auténtico bosque intransitable, pero culpar a éstos de todos los males excede de una mínima congruencia.