En una lamasería tibetana, los monjes tratan de enumerar todos los nombres de Dios. Ellos creen que el Universo fue creado para este propósito, y que una vez que se haya completado este nombramiento, Dios traerá el Universo a su fin. Hace tres siglos, los monjes crearon un alfabeto en el que se calcula que podrían codificar todos los posibles nombres de Dios, que suman alrededor de 9000 millones ( "nueve mil millones") y cada uno tiene no más de nueve caracteres. Escribir los nombres a mano, como lo habían estado haciendo, incluso después de la eliminación de varias combinaciones sin sentido, se necesitarían otros 15.000 años; los monjes desean utilizar la tecnología moderna para terminar esta tarea con mayor rapidez.
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