Bea se siente sola cuando su hermana trae a casa a su mejor amiga, Isa, pues no la dejan jugar con ellas. Isa no ha visto nunca a nadie como Bea -que tiene el síndrome de Down-, pero ésta, inesperadamente, encontrará un amigo estupendo. De esta historia fluye naturalmente un sentimiento de tolerancia y comprensión hacia los diferentes.