¿Por qué tan pocas personas dicen amo mi trabajo? Imagine un mundo donde todas las personas se levantasen inspiradas y con ganas de ir a trabajar, se sintiesen valoradas durante el día y regresasen a sus hogares satisfechos. Simon Sinek lleva años recorriendo el mundo y observando que algunos equipos de trabajo podían confiar totalmente en sus compañeros, hasta arriesgar la vida, mientras que otros no importaba qué metodología se aplicara para incentivarlos, eran incapaces de evitar la fragmentación del equipo. La respuesta la encontró durante una conversación con un general que dijo que Los oficiales comen al final. Sinek observó que quienes primero comen son los soldados y al final de la fila se pueden encontrar a los de mayor rango. Lo que resultaba simbólico en el restaurante era básico para la supervivencia en la batalla y en cualquier equipo. Este principio ha funcionado desde las más primigenias tribus humanas, no es una teoría de management, es biología y Sinek nos lo demuestra en este libro.
Esto es lo que significa trabajar en un entorno en el que los líderes le dan prioridad al bienestar de los suyos y, a su vez, éstos dan todo lo que tienen para proteger y fomentar el bienestar de sus compañeros y de la organización
Como líderes, tenemos la responsabilidad intransferible de proteger a los nuestros y, a su vez, ellos tienen de protegerse unos a otros y hacer avanzar juntos a la compañía.
Al crear un círculo de seguridad en torno a las personas de la organización, el liderazgo reduce las amenazas que sienten dentro del grupo. Sin un círculo de seguridad, la gente se ve obligada a dedicar demasiado tiempo y energía a protegerse de los demás.
La fortaleza y la resistencia de una compañía no procede de sus productos o servicios, sino hasta qué punto de cohesionan sus empleados.