El engaño, la mentira, y la confusión son tres elementos básicos de la construcción de obras teatrales. Su inserción en texturas dramáticas, cómicas o trágicas es uno de los principales clásicos de la construcción teatral. La capacidad creadora tiene que ver con la forma de dosificar estos elementos y distribuirlos en el doble sistema de articulación escénica que atiende tanto al estudio de los personajes como a los confictos y tramas en que estos se mueven.