Sí, es por momentos casi imposible entender qué quiere decir, quién lo dice, a veces por la traducción supongo, las más por el estilo final de su compleja escritura (dictada por su problema de muñeca); sí, pudes incluso levantar la mirada de las hojas con cierto ánimo de derrota, de claudicación... sería un error. Basta flotar a la deriva por esos pasajes dejándote enamorar por la belleza de las palabras, sin entenderlas del todo, guiándote por el contexto, el aroma particular de cada personaje, intuición. Anticipaba a Proust, a Joyce, a Faulkner, así de difícil puede ser, así de impresionante, de maravilloso, de evocador.