LOS EJERCITOS

Intenso, humano y desolador... doloroso pero, tristemente, muy ajustado a nuestra realidad

Los Ejercitos más que un libro sobre la violencia es un libro sobre el mal.La historia contada en primera persona de Ismael ,la busqueda de su mujer ,es el marco de donde parte para encontrarse con él mismo al final del camino. Todo en la novela va hacia la destrucción , edificios , personas , " fuerzas vivas " ,menos el. Se desarrolla en Colombia pero podría ser en cualquier otro lugar.Es un libro escrito con musicalidad , jugoso con muchas conexiones culturales . Muy recomendable.

No me gustó para nada este libro. Es evidente que el autor intentaba retratar la triste realidad de algunas poblaciones colombianas que se ha visto atrapadas en medio de una guerra injusta, que no entienden, en dónde Los ejércitos sin importar a que bando pertenezcan son igual de crueles y despiadados con las personas a las que supuestamente quieren defender, sin embargo no pude comprender que estaba pasando, algunos sucesos fueron demasiado confusos. Detesté a Ismael porque a pesar de sus justificaciones para mí era un pervertido y pedófilo, y aunque le pasaron muchas cosas no pude empatizar con él porque no lograba quitarme de la cabeza sus depravados pensamientos.El final me dejó una sensación de tristeza y desesperanza que hizo que aunque reconozco el valor de este libro como denuncia social, no pudiera “disfrutarlo” y por tanto no lo volvería a leer ni tampoco lo recomendaría.

Los ejércitos es probablemente una de las pocas obras de la literatura colombiana contemporánea que no menciona el conflicto armado solo de paso, para quedar como los guerreros sociales ejemplares que "deberían ser los escritores". Evelio Rosero sí que sabe tocar el tema, con dureza sí, pero de manera que le da vida a cada acción, a cada personaje, y con una narración que no puede evitar que los lectores quedemos pasmados de terror ante el panorama que se cierne sobre el pueblo de San José. Esta novela cuenta la historia de Ismael, un anciano morboso que vive con su mujer, junto a un brasileño y su familia y que viven en un pueblo donde los grupos armados se pelean por el control territorial. Luego de algunos sucesos que van alertando a la comunidad de que es mejor irse del pueblo, llegan los grupos a violentar a toda la población, dejando a su paso muertos, desparecidos y desplazados. Evelio Rosero nos hace sentir el dolor de la guerra, pero también el horror de la misma y creo que pocas obras lo logran, porque cuando se habla de conflicto armado a quienes no hemos sido víctimas, muchas veces los sentimientos que nos invaden son de ira, tristeza, lástima, pero nunca miedo, ese es el que invade a los pobladores cuando la guerra vuelve a sus territorios y comunidades, y es lo que los no víctimas no hemos sentido, lo que logra tan bien Evelio Rosero en esta novela, que todo colombiano debería leer para sensibilizarse ante los horrores de la guerra.

Unas de las mejores novelas que he lído hasta el momento. Muestra las violencias y terrores que han sufrido muchos de los países latinoamericanos. Por otro lado, mantiene latente, especialemente al final, la perversidad de un ser humano cualquiera.

El autor nos regala una novela corta en la que su narrativa ficcionada, es un retrato exacto de la cruenta y extensa realidad de violencia que a azotado a nuestro país durante tantos años, que hoy vuelve a sentirse y que parece no poderse distinguir su inicio y mucho menos si tendrá un fin, esa historia que el mismo define muy bien en una frase de esta sobrecogedora obra que retrata las vivencias de “- la conciencia inexplicable de un país inexplicable-“. El profesor Ismael Pasos, quien narra todos los acontecimientos en primera persona es nuestro guía entro lo idílico, lascivo, sensual y en momentos sórdido que tiene la historia en su inicio en el contacto extremo con la naturaleza, con la creación de espacios apacibles en un pueblito en el que vive sus años de jubilación junto a Otilia su esposa, su compañera de vida y conciencia, y junto a Geraldina la mujer de su vecino que se muestra como esa fuerza natural de juventud que no solo desnuda su ser físico, también la animalidad del profesor. Pero pronto este carácter naturalista de la obra se torna crudo y doloroso cuando los acontecimientos que suceden en San José nos remiten a esos miles de historias, de tomas armadas, atentados, inoperancia del estado, pago de vacunas, secuestros, abuso de autoridad y desarraigo de la tierra que tanto han sufrido las poblaciones rurales de nuestra patria. Lo que en un inicio se nos presenta como una apacible calma en ese pequeño pueblo, desemboca en la locura de la soledad, de la muerte que deambula en uniforme, de la muerte no solo física, si no de la conciencia, de la perdida de la razón en una carcajada que acula el dolor de la angustia y la desesperación de quien lo ha perdido todo. Una historia tan cercana, tan nuestra, tan dolorosa que aunque estemos convidados a no olvidarla y luchar por que no se siga repitiendo desde muchos flancos, uno de ellos la literatura, por momentos nos hace sentir ansiosos de correr como la mujer de la ilustración de Kamil Vojnar.

Evelio nos narra en esta entrega una situación lamentablemente muy común y horrible en nuestro país, el dolor de la desaparición, del secuestro, de la violencia por parte de los autores armados, del odio sin sentido que vivimos por el conflicto. Este libro es una fotografía de lo que pasa en esos rincones de colombia que muchas veces omitimos.

Un libro que recrea la violencia colombiana desde la mirada de un veterano profesor de primeros y su esposa, de la misma profesión. Entre olvidos por demencia senil, entre personajes de toda índole sociocultural (que pasaron por las manos del profesor) la historia transcurre esperando un ejército, sea del bando que sea, arrase, desaparezca o aterricé ese pueblo metido en las montañas de Colombia