Tercer libro de la serie, La Saga de los Confines. El Odio no suele debilitarse con las caídas sino al contrario. Se levanta, brutal, y ruge hacia los cuatro puntos cardinales. Pero el Amor tampoco se debilita con las caídas sino al contrario. Se levanta, lastimado, y canta. Ahora las Tierras Antiguas se unen a las Tierras Fértiles para librar una guerra definitiva. El hijo de la Muerte conduce las batallas, sentado en su monte. Su madre lo observa desde la distancia. La guerra, la política y la Magia deberán coincidir si desean permanecer. ¿Será eso posible?
Compuesta por 3 libros, la saga de los confines nos transporta a un mundo de fantasía donde se aproxima de manera inminente un tiempo oscuro y de múltiples guerras. Al conocer que una flota desconocida llegaba a las Tierras Fértiles será necesario que los distintos pueblos se reúnan para diseñar un plan que será decisivo para su futuro. Los personajes de la historia atravesarán momentos en los que sentirán temor, valentía, angustia, incertidumbre para enfrentar a un enemigo que poco conocen.
Las profecías tienen algo del pasado puesto que allí fueron dichas, pero tienen del futuro porque allí se cumplirán. La profecías también tienen del instante presente porque aquí las comprendemos. Decimos los Primeros Viejos que las profecías pertenecen al tiempo del Siempre y del Nunca.
...cuando la muerte espera al pie de la mañana, la noche anda de prisa.
Las criaturas humanas construyen sostenes suntuosos para sentarse lejos de la tierra. ¿Sabrán ellos que queriendo elevarse están cayendo? Si el hombre teme sentarse sobre la tierra, algo malo le ha pasado a su alma.
El hombre no se contentó con el barro y lo transformó en vasija. ¡Que nunca se conforme con su alma! ¡Que siempre sea alfarero!
Los hombres podían verse los ojos. Porque nada tan pequeño se ve desde tan lejos como los ojos del enemigo en el campo de batalla.
Cuando el dolor es tan hondo no encuentra forma ni palabras; se cierne como el aire, ocupa el mundo. Y moverse es absurdo porque no hay adónde ir.