En su primer viaje a España el papa Juan Pablo II decía a los jóvenes que tenían que investigar en sus raíces para conseguir comprender los fundamentos de la "europeidad". El Cristianismo proporcionó a Europa valores tan fuertes, que le permitió, durante siglos, aventajar a todas las demás culturas obligándolas a europeizarse. Y es que Europa es patrimonio cultural y no tan sólo una estructura política o económica, como a veces nos sentimos tentados a creer. En poco más de tres siglos estos cuatro hombres: Benito, Gregorio, Isidoro y Bonifacio, pusieron las bases sólidas y suficientes para que sobre ellas pudiera levantarse, sin peligro, el edificio de la "europeidad". Sin ellos toda la cultura europea posterior se tornaría incomprensible.