Esta es la novela de las grandes soledades, de los montes desnudos y las llanuras arenosas donde los proscritos buscan refugio. El protagonista creyó encontrar en el vasto e inhóspito escenario un alivio a sus terribles remordimientos. La lucha en el silencio y la fiereza del páramo robustecen sus músculos, pero no traen a su alma el sosiego. Si oye la íntima llamada del deber que lo aparta del yermo, el viejo Dismukes, otro curtido caminante que quiso volver a la civilización, se siente como un extraño entre los hombres.