Del policial “duro” al recorte de escenas teen. No hay, en este libro, guías sino indicios, pistas dispersas para adentrarse en zonas que, no por conocidas, dejan de tener secretos. Este conjunto de cuentos apenas intenta mirar la cotidianidad, quedarse con lo justo, pero también, y más que nada, escuchar, hasta encontrar los pliegues, las esquinas, los ángulos más atractivos de la realidad y sus paralelas para armar sobre ellas, escenas replegadas de una literatura invadida en partes iguales por el amor y la fatalidad Un chofer de transporte de caudales, un gánster argentino (si eso puede existir), un hombre que ya no puede hablar su propio idioma, un padre, un hijo o un hermano, todos ellos viven en mí, en nosotros. Simplemente les ha tocado caminar por algunas calles por las cuales el lector y yo aún no hemos caminado, o si, no lo sé.