En El tiempo en sus manos, José Luis Corral nos introduce en los años posteriores a la coronación de Carlos I como emperador. Una vez resuelto el problema sucesorio tras el fallecimiento de su abuelo Fernando de Aragón y la incapacidad de su madre, Juana la Loca, para ejercer el gobierno, el joven Carlos es proclamado emperador. Convertido en el monarca más poderoso del mundo, dueño de media Europa y de las Indias, se verá obligado a afrontar los problemas de unidad del imperio cristiano frente a la ofensiva turca. Para ello, contará con el apoyo, por fin, de todos los reinos de España, que pretende unificar bajo su reinado. Para asegurar la descendencia, contrae matrimonio con Isabel de Portugal, su prima hermana, con la que vivirá un amor apasionado.
Señor, las reliquias no son cuestión de verdades o de mentiras, sino de fe y solo de fe. Pero ¿ Cómo puede haber dos o tres o más prepucios de nuestro señor? ¿ No va eso contra la lógica?
Carlos pasó sus dedos por su pronunciada barbilla; un hilillo de baba humedecia la comisura de sus labios.
El “Tanto monta...” no se refiere a la igualdad entre nosotros dos, monarcas de Castilla y Aragón, sino a los fines que pretendemos. -Oportuna aclaración, alteza - observó Pedro Losantos.
Tenia los ojos verde esmeralda y el pelo rojizo. Según algunos, esas eran señales de que aquella niña podía estar poseida por algún espíritu maligno o que la habían engendrado cuando su madre tenía el período menstrual...