LOS AÑOS PERDIDOS DE SHERLOCK HOLMES

Como podrán ver se trata de un llamado “pastiche”, es decir aquel trabajo que trata de imitar abiertamente el estilo de un autor. Como sucede con muchas obras de la literatura, se toma un personaje o una historia periférica y poco desarrollada y a partir de ella se desarrolla una obra independiente. En este caso concreto, la premisa es muy interesante: La obra nos relata lo que le sucedió a Sherlock Holmes durante aquellos dos años en los cuáles todo el mundo lo creía muerto, después de su mortal enfrentamiento con su archienemigo Moriarty, quien perece en el encuentro. La referencia a lo que pasó durante ese tiempo sólo ocupa unas pocas líneas en el episodio de La casa vacía: “Viajé durante dos años por el Tíbet, y pasé un tiempo entretenido en Lhasa y unos días con el Gran Lama.” El autor, Jamyang Norbu es un escritor y activista político tibetano que vive en Estados Unidos. Norbu nos presenta la historia a través del relato de Huree Chunder Mookherjee, un intelectual y académico, pero a la vez espía bengalí, enviado por su gobierno a seguir los pasos de Sherlock Holmes. Después del desencuentro inicial, Huree compartirá las aventuras y desventuras del célebre detective -en India y luego en el Tíbet- mientras éste trata de eludir a sus enemigos que lo vienen siguiendo desde Inglaterra para matarlo. En el camino, Holmes, Huree y un grupo de leales tibetanos tratarán de salvar al Gran Lama de una terrible amenaza. Me parece que el autor logra recrear el estilo de Conan Doyle en su relato de los sucesos y la caracterización de Sherlock Holmes está muy lograda. Incluso podemos encontrar la dupla Holmes-Watson, donde Huree toma el rol del doctor Watson, tanto como compañero de aventuras -y amigo-, como relator de los sucesos. La historia fluye de forma ágil y los diálogos son muy creíbles y pertinentes. Quizás las numerosas explicaciones y aclaraciones sobre diversos aspectos de la cultura india y tibetana, la historia pasada, el acontecer internacional actual, flora, fauna, etc. podrían resultar un poco tediosos o distractores para el elector. Sin embargo pienso que están justificados por dos razones. Primero, la acción se da en un lugar y tiempo muy distante al nuestro y las aclaraciones sobre las costumbres y religión budista, por ejemplo, son muy útiles para comprender lo que está sucediendo (además debo añadir que al final hay un glosario de términos muy útiles). En segundo lugar, esta información extra da credibilidad a la historia, a sus personajes, y nos causa esa increíble sensación de estar siguiendo las aventuras de gente de la vida real. De hecho, cronológicamente la historia se sitúa en los años previos a la cruenta invasión china al Tíbet y la huída del Dalai Lama para vivir y gobernar en el exilio en la India. Otro punto algo débil para algunos lectores, pudiera ser el hecho de que no hay la resolución de un caso, tal como sucede en las historias de Sherlock Holmes (sólo se da un un par de veces en realidad), si no que más bien se trata de una historia de aventuras -muy entretenidas- con varios hechos misteriosos, pero que sin embargo no explotan las mayores cualidades detectivescas por las que es conocido Sherlock Holmes: su agudo sentido de observación, análisis y deducción lógica a partir de los hechos. Sin embargo la gran novedad de esta obra es que enfrenta a Sherlock Holmes (y a los lectores) con un tema (o temas) que no se toca (o brevemente en algunas historias) en el canon holmesiano: fe, religión, magia, esoterismo, el destino y la existencia de planos superiores de existencia. En este punto la historia se aleja totalmente del canon y seguramente los lectores más puristas moverán la cabeza en total desaprobación. Por mi parte, he tratado de mantener la mente abierta durante toda la lectura, aunque debo confesar que la parte final de la obra me ha parecido bastante audaz. Luego de todo lo dicho, debo finalizar diciendo que la obra me gustó mucho (no me decepcionó), me pareció muy entretenida y bien escrita. A los que se animen a leerla, les recomiendo hacerlo con la mente abierta, y con la flexibilidad y libertad para dejarse sorprender por la historia y disfrutarla.