LO QUE NO TIENE NOMBRE

No soy padre, pero no creo que haya nada peor en esta vida que sufrir la muerte de un hijo y nada que dé más impotencia que ver cómo se quita la vida sin que puedas hacer nada. Por tanto, si algo destacaría de esta lectura es la valentía y la generosidad de Piedad Bonnett al compartir esta historia, que es su historia, su más hondo dolor. Y lo hace de una manera totalmente serena, en la que con una prosa desnuda se limita a buscar respuestas, a tratar de encontrar un porqué a que su propio hijo se quitara la vida tan joven. Y esta manera de sentirlo, de contarlo me parece que esconde una enorme dignidad. Una dignidad que, por otra parte, la autora y madre no tiene por qué tener. Dicho claramente, las víctimas tienen todo el derecho a patalear, a cagarse en todo y a despotricar de la vida, y ella podría hacerlo, pero no lo hace. Más allá de la historia personal y del dolor que ha traspasado las páginas y que yo mismo he sentido, como si Daniel (el hijo de la autora) fuera alguien cercano, esta novela me ha hecho reflexionar sobre varias cosas. En primer lugar, sobre lo necesario que es cambiar el chip y dejar de ocultar el suicidio y tratarlo como algo tabú. El suicidio es una pandemia silenciosa y hay que visibilizarlo dejando atrás cualquier convicción moral o religiosa, porque es algo que existe. Punto. Y cómo evitar tantas muertes. Lo que necesitamos avanzar en salud mental. Para empezar, hablando abiertamente de ello. ¿Si no ocultamos cuando tenemos unas anginas o un esguince de tobillo, por qué lo hacemos cuando la enfermedad está en la mente? Pienso también en Daniel y en lo que parece una esquizofrenia. Si alguien que se ha criado en una familia acomodada, con acceso a los mejores médicos, que ha podido estudiar en EEUU o viajar por Europa, con unos padres presentes y atentos... En definitiva, alguien que lo ha tenido todo en la vida. Si fue imposible evitar que Daniel se tirara al vacío, ¿cuán frágiles somos cualquiera ante los ataques de nuestra propia mente? 28 de enero de 2023

Mayo 2020 libro 28 No tiene nombre porque no hay palabra alguna que exprese el sentimiento de la pérdida de un hijo para una madre, máxime cuando la muerte se produce como una opción voluntaria El libro escrito bajo la desgarradora serenidad de Piedad Bonnet autora colombiana ante el suicidio de Daniel, su hijo de 28 años en Nueva York en 2011, nos desgrana el corazón roto de una madre que ve como su hijo debido a una enfermedad de tipo mental se suicida precipitándose al vacío, triste final después de años de lucha. Duro pero recomendable, alejado de dramatismo y lágrima fácil

~Como para aliviarlo, pero tal vez para aliviarme, hay días en que hago venir la imagen de mi hijo hasta donde yo estoy, para abrazarlo, darle un beso en la frente, acariciar su cabeza como hice cuantas veces pude, y decirle al oído que su opción fue legítima, que es mejor la muerte a una vida indigna atravesada por el terror de saber que el yo, que es todo lo que somos, está habitado por otro.~ Piedad Bonnett Este libro me dejo sin palabras😶, con tristeza😔 y sobre todo con una sensación abrumadora de nostalgia😓. Yo entré a este libro sin saber prácticamente nada de él y buscando sobre todo una historia “ligera” y vaya sorpresa que me lleve al darme cuenta que me adentré en una historia desgarradora, que hace imposible no reflexionar sobre todo. No quiero entrar en detalles sobre la historia, porque en realidad todo el libro gira en torno a un acontecimiento, los sucesos que llevan a que este ocurra y las consecuencias. En mi opinión🤔 el acontecimiento no es lo verdaderamente importante y haciendo un paréntesis, me encanta como Piedad relata todo lo sucedido❤ sin morbo, de una manera casi poética y siendo bastante abierta y sincera con el tema, es más, tengo la impresión de que el libro es más para ella que para nosotros los lectores🤔. Le rescató mucho como recalca la importancia de buscar ayuda profesional🤗 y como toca el tema de los trastornos mentales, porque siento que es un tema que no se toca con la naturalidad que se debería😔 y que genera mucho rechazo en las personas. Así que me generó mucha empatía la manera tan preciosa con la que Piedad exponía sus pensamientos y conocimientos respecto a este tema, al mismo tiempo que expresaba el dolor, la impotencia y las dudas que la situación le evocaba. Así que recomiendo mucho esté libro❤. Se lee en una sentada, aunque puede ser engañoso, ya que contiene más de lo que aparenta😉.

Este es un libro que no puede dejar a nadie indiferente. Bellísimo relato biográfico sobre la tragedia de la enfermedad y el duelo ante la pérdida de un hijo. En esta lúcida y contundente narración, Piedad Bonet no abandona del todo la poesía y, con un preciso, transparente y sencillo lenguaje, bucea hacia las más profundas reflexiones. Muy recomendado. | Marzo 2013.      

Puedo decirles con franqueza que ame este libro, pues es dolorosamente hermoso. Aquí la autora se toma el tiempo y encuentra las palabras más sencillas para poder contarnos su historia personal. Para ser más específica, en esta obra la señora Piedad Bonnett, nos explica lo que fue para ella y su familia el seguimiento de una enfermedad y la posterior perdida de su hijo Daniel, la cual sucede de una manera bastante violenta. Es un libro muy corto, podría tranquilamente terminarse en un día, y logra dejar una huella permanente al hablar de un tema tan importante, como lo es la salud mental. Personalmente yo no soy madre, pero creo que este tipo de perdidas son de lo peor, y de ahí el nombre del libro. Además de concientizarnos de que realmente uno nunca llega a conocer del todo la guerra interior que los demás pueden llegar a tener.

Piedad Bonet, la mujer que con su hermoso texto de lo que no tiene nombre, a sabido romperme el alma en una noche y hacer que me quede buscando las piezas para volverme a encontrar. Ha sido una lectura de una sola sentada, necesitaba un libro así, que no me dejará soltarlo. Sus palabras son preciosamente desgarradoras, es una de las lecturas más conmovedoras y fascinantes de lo que va este año. Es un libro que me queda marcado en el alma, con un montón de frases que te dejarán desconcertado. Su prosa es magnífica, alucinante y conmovedora. En verdad, no se por que no lo habia leido antes, quizá le tenía miedo a sus palabras, pero me ha fascinado. Es sin duda la autora que encabeza mi lista de autoras favoritas Colombianas. En verdad, lo recomiendo a todas las personas, es algo maravilloso. Es una obra que pasará a quedar marcada en tu alma.

Recomendación de mi hija que me insistió en que lo leyera. Partir diciendo que me lo lloré todo, porque a lo complejo de la muerte del hijo, se le suma lo doloroso que es tener un hijo con una enfermedad psiquiátrica. Creo que es una de las reflexiones más profunda y descarnada de lo que se siente ante la irrupción de la enfermedad, de todos los problemas que se sufre, de los prejuicios propios y de la sociedad, a parte de la frustración que se tiene ante la medicina que parece que aún está en pañales y de los médicos que pareciera que improvisan o que lejos de darte certezas, a veces te golpean con su indiferencia y que a lo que yo agregaría, según mi propia experiencia, pone en valor la importancia de ingresar a redes de padres, porque al compartir la experiencia de otras familias que han pasado por lo mismo, te permite entender mucho mejor lo que nos está pasando. Lo otro que impacta es la conclusión que logra finalmente entender y respetar a su hijo como a un ser adulto, autónomo y que sus decisiones son legítimas, más allá del propio dolor.

Cuando encuentro frases o citas que me llegan al corazón o me mueven de cierta manera, suelo utilizar marcadores para recordar y anotar lo que siento en ese momento. Dos cosas debí decir sobre este libro, está lleno de marcadores así como de lágrimas. Piedad Bonetto ha desnudado su sufrimiento en estás páginas, nos ha compartido su dolor, y los que la hemos leído hemos sido parte de su catarsis para sobrellevar su duelo. Algo así como compartir el peso de la pena. Nadie puede salir impune de Lo que no Tiene Nombre. Daniel sigues y seguirás viviendo en la memoria de los que hemos seguido el duelo de tu madre.