Algunas de sus biografías, y su imagen casi popular, lo pintan como un ser taciturno, angustiado, conflictivo. Sin negar esto del todo, por lo menos hay que agregar también que Kafka era una persona con un gran sentido del humor, y hasta del erotismo, y su tendencia a la soledad y el aislamiento no era tan permanente como para evitarle el contacto con la realidad de su tiempo. Desde muy joven estableció contactos con grupos anarquistas y de artistas teatrales independientes, experiencias que también lo marcarían profundamente.Lo que sucede es que sus textos suelen estar llenos de 'trucos de abogado', como él mismo dijo de su asfixiante Carta al padre. Quiso decir con eso que su retorcida retórica atrapa al lector en una suerte de red, lo lleva a donde quiere y lo hace pensar como el texto quiere que piense.