Libros como Línea de naufragio significan una forma de resistencia. Es esa voz incómoda, admirable, que no encaja ni en la literatura de consumo ni se rebaja al viejo panfleto político. Es así que sus cuentos van de la simplicidad elegante de una historia razonable hasta tocar y vulnerar los límites de la comprensión humana. En la pluralidad, en la desafiante exposición de sus historias, Díaz-Pacheco reconstruye un ser humano complejo, alienado y devastado por la propaganda.