Leyenda del César Visionario, galardonada con el premio de la Crítica, esboza, por una parte, una tipología de la persona de Francisco Franco, en plena guerra civil; pero es, al propio tiempo, un cuadro de la vida cotidiana en la zona franquista y una visión agridulce de la contradictoria experiencia de los intelectuales que, desengañados luego en su mayoría, trataron en un primer momento de aportar moderación al nuevo régimen, entre el fragor de las armas y la megalomanía cesarista de los más fanáticos. La tenue, tierna y casi esperpéntica peripecia de un joven tipógrafo actúa aquí a modo de contrapunto íntimo y privado de la gran tragicomedia colectiva.
Nuestro Caudillo tiene pocos días intelectuales; Paco es un masón arrepentido, o reprimido. Los masones son los judíos de Franco. Los judíos son los masones de Hitler, que era judío; Franco ahuecaba la voz, que es el recurso oratorio de los que no tienen voz, acampanándola.