LEER EN EL RETRETE

Henry Miller era rebelde, malote y contestatario. Fue censurado varias veces incluso procesado por...CHAN ... obscenidad . Por lo que, obviamente, de hacer un ensayo sobre literatura, iba a hacerlo desde el lugar y el momento más sórdido, impúdico pero universalmente inevitable como lo es: LA DEFECACIÓN (imaginen que hay sonido de eco " cion, cion..."). Por mas eruditos que sean, al baño vamos todos y muchos además llevamos material de lectura. Asi que Miller guiña el ojo, se ríe por lo bajo y cual cachetazo en la nuca, les planta en plena cara, a la elite rancia, letrada e hipocrita norteamericana, este lindo ensayo sobre el habito de leer a la hora de mover el intestino. Yo creo que este hombre, en vida, debe haber sido insoportable, pero que bien que escribe!!! (✋ Admito que cuando habló de la madre moderna puede que haya querido agarrarle los dedos con la puerta). Lo que me sorprendió es que siendo escritor imaginé que Miller diría "carpe diem, aprovecha y lee donde puedas" y... pues nop. Él dice que eliminar desechos es tan importante como alimentarse y que cuando uno va al baño debe concentrarse en eso y sólo en eso. Abrir los intestinos y dejar ir. Es más, despliega toda una teoría psicológica que dice que cuando uno va al toilet, debe concentrarse y encontrarse a sí mismo y que la gente que se distrae de esa tarea llevando lectura al retrete, en realidad se niega a sí misma porque tiene miedo de encontrar un vacío existencial en su interior.(😐). El libro además de divertido, es muy interesante y notoriamente acertado. Me sorprendió que Miller escribiera una situación que vivo día a día en mi casa. El hobbit (mi marido) llega y me encuentra en el baño. Después de media hora, al igual que Miller saca conclusiones " no está constipada, no se está masturbando ni hermoseando. Que hace? LEE."Pues sí, me escondo en el baño para que me deje leer sin que diga que tonteo todo el día. Cuando escucho la temible frase " Goooordish, estás bien? Te estás muriendo ahí dentro?" (😬), sé que debo cerrar el libro, fingir que tiro la cadena y salir dignamente al grito de: " me cayó mal la comida". En fin, me tomo una licencia: le dedico esta reseña a mi amigote @Rafa perez,con el cual hablo diariamente a su mañana...curiosamente siempre justo antes de mover su intestino. Por lo que se despide reiteradamente con un " chau, me voy a c...". RAFAEL, ESPERO QUE ME SIGAS LLAMANDO ANTES O DESPUES Y NUNCA EN PLENA FAENA(🤨). Recuerda que Miller aconseja " abrir los intestinos, dejar ir y encontrarte a ti mismo". Concentrate.

En nuestra reverente adoración de la lectura, la llevamos con nosotros a lugares que no parecen aptos. Discrepo con la sinopsis (divertido para nada) no experimente ninguna simpatía lo que por el momento me llevó a dormir un rato; sin embargo me pareció irreverente sobre un hábito que es muy generalizado y sobre el cual, muy poco se ha escrito. He tenido la oportunidad de conocer amigos que tienen estantes con libros en el baño. El material de lectura que los espera es de lo más variado. ¿ Yo me pregunto acaso las hojas o el libro no se humedecen o deterioran? O es material que ya va a pasar a reciclaje 😱. Imagínense como se tendría que hacer si los excusados son como los que existen en Francia especialmente, en donde no hay asiento, no hay un cuenco, sino simplemente un agujero en el piso con dos baldosas para los pies y un pasamanos a ambos lados para sostenerse. Uno no se sienta como de ordinario, sino que se pone en cuclillas. En estos extraños retretes jamás se le mete a uno en la cabeza la idea de leer. Lo único que uno quiere es terminar lo antes posible y no mojarse los pies. Imagínense, si envés de un cuestionario de qué leeríamos si fuésemos a refugiarnos en una isla desierta, nos hagan uno sobre que lecturas para llevar al baño. Chan chan chan chan.... Tendríamos tema para una lista, no? Disfruten la lectura!

Mordaz, como todo lo de su autor, aunque en resumida cuenta te dice que cada cosa requiere su concentración, que la mente esté en lo que debe estar y no distraer el cerebro cuando se lee ni el intestino cuando se c...

Extravagante, delirante por momentos. Pero, quién no se ha llevado un libro para leer en el baño. Este breve relato, que interpela a la manera que leemos, porque lo hacemos y dónde, grafica de una manera casi cómica como Miller atravesó su infancia, sus rincones de lectura y las causas de amores no correspondidos que lo llevaron hacia allí. Es otra época, claro. Y los retretes no son los actuales, ni tampoco la tecnología, qué pensaría Miller de llevarse un Kindle para leer en los retretes? Es una aventura hacia interiorizares en Miller y su obra.