Pearl S. Buck, la escritora que fascinó a los lectores españoles en los años sesenta y setenta del pasado siglo con sus personajes y descripciones, crea en Las tres hijas de madame Liang el que quizá sea su mejor retrato de una mujer. En plena Revolución Cultural, uno de los periodos más convulsos del régimen comunista de Mao, madame Liang regenta en Shanghai un restaurante en el que ofrece a una selecta clientela, de ricos comerciantes y mandatarios del gobierno, los platos más delicados. Frente a las consignas de los Guardias Rojos y la supuesta austeridad del régimen, continúa ocupándose de su trabajo y de sus tres hijas, Grace, Joy y Mercy, que estudian en Estados Unidos. A través de las peripecias que componen el argumento el lector contemplará dos mundos paralelos pero muy distintos: la China eterna y la China revolucionaria. Por otra parte, es muy probable que, mucho antes de llegar a la última página, ya forme parte del particular club de lectores de Pearl S. Buck: aquellos que disfrutan del conocimiento profundo de las cosas expresado con sencillez.
Gran dilema el que se presenta en esta novela. Las personas que han vivido en dos culturas diferentes, se quedan con lo mejor de cada una, pero siempre echando de menos , lo que han dejado atrás: Ser un extraño en un país de Libertad o sentirte integrado en tu país pero estando coartado. Lo que sí está claro es que quién ha conocido LA LIBERTAD, nunca podrá adaptarse a "malvivir" sin ella.