LAS PUERTAS DE FUEGO

Nos fuimos al año 480 a.C. a Grecia. El emperador persa Jerjes con su poderoso ejército de más de un millón de hombres pasa el Helesponto y avanza por la península griega para ocuparla totalmente. ¿Quién podrá hacerle frente?. Solo pueden hacerlo los espartanos, aunque sean trescientos los enviados. ¿Y dónde esperan a los persas? Solo hay un lugar posible, un estratégico paso de estrechos límites rocosos, llamado Las Termópilas. O sea las Puertas Calientes. Las Puertas de Fuego. Y esto es lo que cuenta Steven Pressfield en esta notable novela histórica. En un relato vibrante, seremos testigos a través de estas páginas de cómo 300 espartanos y sus aliados rechazaron a más de un millón de hombres durante seis días hasta que luego de una resistencia sobrehumana fueran vencidos. Los ecos de esa gesta perduran hasta hoy y su ejemplo permitió que los griegos se unieran y terminaran derrotando al invasor persa en Salamina y Platea. ¿Qué es lo que diferencia a esta novela histórica de otras?: Que está contada desde la perspectiva de los que perdieron. Y además, quien es el protagonista no es rey ni general, tampoco un comandante que mande tropas. Es un simple escudero y se llama Xeones, y ni siquiera era espartano de nacimiento. Xeones, malherido, único sobreviviente de la desigual contienda, es tomado prisionero de los persas luego que la batalla llega a su fin y a petición del mismo Jerjes es interrogado para satisfacer las inquietudes de Su Majestad. ¿Cómo eran los espartanos? ¿Por qué diablos peleaban de esa forma, en qué creían, a quién amaban, qué los hacía reír y qué se podía esperar de ellos? Quién va documentando el relato es el historiador imperial Gobartes que además tendrá sus propios problemas. Y Xeones no sólo habla de su vivencia en la batalla y cómo era ese mundo de los espartanos, con su apego a la disciplina, al valor de la libertad, a asumir la guerra como parte inherente de la vida, a entender que lo único que salva es la exigencia corporal y mental desde la más temprana edad y que lo que más importa es la lealtad entre los iguales. También Xeones cuenta su vida y a través de ella conocemos la esencia de esa fraccionada Grecia antigua. Unas palabras para Leónidas, el rey espartano que allí en Las Termópilas cayó. En su monumento, está grabada su respuesta a la petición de Jerjes de que los espartanos depusieran sus armas. La respuesta, de estilo espartana, frugal y directa fue de tres palabras: “Ven a buscarlas”. Siempre me ha atraído esta historia. Por eso quería leer las “Puertas de fuego”. Y porque mi padre, no sabemos por qué razón también se llamaba Leonidas. No combatió en ninguna batalla, pero él, el Leonidas huérfano a temprana edad, hijo del rigor, con sus valores y su inteligencia, curtido por una vida dura de campesino y obrero del petróleo en tierra extranjera, será mi líder y mi héroe por siempre. Su monumento está en mi corazón y en el de quiénes lo conocieron.

Las Puertas de Fuego es una novela histórica ambientada en las Guerras Médicas, más precisamente en el paso de las Termopilas y los 300 espartanos. Si, la trama parece algo trillada, pero es que este libro fue uno de los pioneros en hablar de ello amén de que está muy bien escrito y tiene una épica que no se encuentra fácil en las novelas históricas. El autor desarrolla a través de 450 páginas aproximadamente la historia desde el punto de vista de un auxiliar de la falange espartana que cae prisionero de Jerjes y este le pide que le cuente como puede ser que 300 soldados más otras unidades (5000 dicen algunos) pudieron enfrentar a la máquina de guerra persa y su batallón de élite “Los Inmortales”. La novela, como comente, tiene épica y es muy entretenida; tiene ciertos pasajes medios densos con algunas descripciones de costumbres o lugares que le quitan un poco de ritmo, pero por lo demás es una muy buena novela histórica.

Ahhu. El grito fuerte y violento de 300 espartanos. Una super novela

Realmente bueno

Ver la batalla desde los ojos de un sobreviviente; escuchar la narración y acaso la confesión de un militar; de un hombre; de un guerrero; un hermano. en México es casi imposible conseguirlo, una gran amiga tuvo la gentileza (y el dinero) para pedirlo y dármelo como regalo-tributo. Lloré por el detalle, y como loco sediento devoré las páginas; sin reparo y casi sin razonamiento. Seguí la historia, la forma de enfrentar las batallas, la psique de aquéllos que vivían para la lucha. No me quedé insatisfecho. Es un buen libro, bien escrito y con muchos toques de lo que en cine sería el closeup, la escena con música suave y melosa que invita a que saques la lágrima. si bien a veces busca la secreción ocular, la sangre y adrenalina como el sentido de hermandad y convicción de nacer para algo, llenan a los que gustan de batallas épicas de ese soplo por agarrar la espada, la lanza y atacar...

Excelente libro, sorpresas y enseñanzas de valores que perduran hoy en nuestra cultura