Jerónimo Nadal, estrecho colaborador de Ignacio de Loyola, fue enviado por este a España y Portugal para que explicara las Constituciones a las nacientes comunidades. Y en todas ellas, además de innumerables instrucciones, pronunciaba inspiradas pláticas en las que iba confirmando lo dicho a propósito de las Constituciones con hechos de la vida de Ignacio que constituyen la expresión más autorizada del espíritu de dichas Constituciones.