Después de La Maldición del paraguas, Lewis Trondheim publica la segunda parte de sus Pequeñeces, diario de las aventurillas de su vida. “El síndrome del prisionero es cuando alguien está encerrado y no hace nada. Como no hace nada, está cada vez más cansado y tiene cada vez menos ganas de hacer cosas.” Basta para aterrorizar a Lewis Trondheim que, en este segundo tomo, se esfuerza en nunca quedarse estancado mucho tiempo en el mismo lugar.