Benito vive desganado, aunque se muere de ganas: anda destrozado porque lleva tres años sin sexo. Por eso colecciona llaveros, sufre lo indecible cuando ve a una mujer bonita en el metro y bebe demasiado chinchón. Sólo se lo ha contado a su hermana, aunque todo el mundo, también en el trabajo, nota su abstinencia y su angustia. Benito es químico y emprendedor (es decir: empresario pobre). Ha inventado una sustancia milagrosa que regenera la madera, pero lleva meses esperando el cierre del acuerdo con la compañía de Bristol que podría comercializarla. Su problema íntimo y su incógnita laboral sólo podrían tener una salida: María, una chica que trabaja en una tesis sobre la madera policromada. Benito no se atreve a quedar con ella, pero se echa colonia para mandarle correos electrónicos y guarda una carpeta de «No enviados» donde le escribe cosas como: «Te quiero porque quiero parecerme a ti». Le da miedo decírselo, pero le sobran ganas de hacerlo.
El autor tiene un estilo muy personal. Es un poco complicado de leer sobretodo al principio, hasta que te acostumbras a que se invente palabras. Al leer la sinopsis me imaginé por dónde iba la novela y me Confundí. Se ha quedado en una novela que se basa en su mundo sórdido y tragicomico. Me ha parecido insulsa de contenido, pero extensa en descripciones. No creo que vuelva a dar una oportunidad a este autor. Me parece que no es para mí