Las elegías del Monte Atos, escritas furtivamente en un rincón de Grecia, entre legajos y códices medievales bizantinos, expresan un regreso a otro sur —entre el deseo y la memoria—, bajo la forma aparente de la nostalgia y, al mismo tiempo, un estado en el que la estética y la ética de los libros precedentes son dos rostros de la misma realidad. José Antonio Moreno Jurado muestra, una vez más, su voluntario distanciamiento de las modas poéticas actuales y su clara independencia de grupos o de escuelas.