Pedro Salinas da comienzo a su labor poética con la publicación, en 1923, de Presagios, libro de acento muy personal que situó de inmediato su nombre entre los primeros de la nueva generación española. Las obras le siguieron, Seguro azar, Fábula y signo, afianzaron su prestigio, el cual se hizo aún mas extenso y ya indiscutible con La voz a ti debida -su obra definitiva, que publicó en 1934, de imponente plenitud lírica, y Razón de amor (1936). El a instaura como inspiradora del poemario -de tema enteramente amoroso- a su musa, y lo hace con las palabra Shelley con que lo presenta: 'Tú Maravilla, y tú Belleza, y tú Terror'.
La voz a ti debida es un poema largo que se divide en 70 fragmentos. Este libro es el primero de una trilogia: La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento. Dicha trilogía repasa el amor desde el encantamiento inicial hasta que sólo quedan los recuerdos del romance. Pedro Salinas, es conocido por muchas personas como "el poeta del amor" de la Generación del 27, y en esta obra, la temática se centra en el amor como el principio de todas las cosas, pasando por el descubrimiento de la mujer amada, hasta el intento del enamorado por confesarle su amor.
Para vivir no quiero islas, palacios, torres. ¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres! Quítate ya los trajes, las señas, los retratos; yo no te quiero así, disfrazada de otra, hija siempre de algo. Te quiero pura, libre, Irreductible: tú.
Si me llamaras, sí;/ si me llamaras!/ Lo dejaría todo,/ todo lo tiraría;/ los precios, los catálogos,/ el azul del océano en los mapas,/ los días y sus noches,/ los telegramas viejos/ y un amor._ Tú que no eres mi amor,/ ¡si me llamaras!/
Y aún espero tu voz:/ desde la estrella,/ por los años bisiestos/ puede venir. No sé por dónde./ Desde el prodigio, siempre./ Porque si tú me llamas/ -¡si me llamaras, sí; si me llamaras!/ Nunca desde los labios que te beso,/ nunca/ desde la voz que dice: "No te vayas."
Para vivir no quiero islas, palacios... ¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres! Quítate ya los trajes, las señas, los retratos; yo no te quiero así, Te quiero pura, libre, irreductible: tú. Sé que cuando te llame entre todas las gentes del mundo, sólo tú serás tú.
Para vivir no quiero islas, palacios, torres. ¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres! Quítate ya los trajes, las señas, los retratos; yo no te quiero así, disfrazada de otra, hija siempre de algo. Te quiero pura, libre, irreductible: tú."