La autora de Restos de población, madre en la vida real de un autista, aborda la compleja y entrañable historia personal de un chico con problemas de autismo, Lou Arrendale. La tecnología de un futuro cercano le ofrece la posibilidad de optar por convertirse en normal dejando de ser quien es o, si lo desea, pese a todo, seguir siendo un completo extraño, un verdadero alienígena, en nuestro propio planeta.
Bastante menos triste que flores para Algernon pero, tal vez, mas completa. En un futuro próximo hay tratamientos paliativos para los autistas y con esa excusa la autora nos introduce en el mundo de Lou, con una vida activa e independiente y nos hace ver como funciona su lógica, sus percepciones de lo que le rodea y sobre todo sus relaciones con los demás. El experimento en si no es el núcleo del libro, es el condicionante según el cual vemos como un ser humano valioso trata de superarse a si mismo y de valorar desde todos los puntos posibles si merece la pena y quiere someterse a el, analizando lo que puede perder y si realmente lo desea. Magnifica novela que se distancia de la de Daniel Keyes y en la que, por poner un pero, a veces parece que falla un poco el razonamiento lineal del protagonista pero que consigue hacernos ver como podría ser la vida de los autistas en un mundo un poco mejor.