LA TRISTEZA DE LOS ANGELES

“La tristeza de los ángeles” es la segunda entrega de una serie de tres novelas llamada: “La trilogía del muchacho”. Su lectura me ha gustado por momentos. La verdad es que esperaba mucho más de esta segunda parte después de haber vivido la increíble experiencia de la primera entrega. En esta ocasión, la historia continua donde finalizó. La acción se desarrolla tres semanas después que el muchacho llegase a la aldea y se estableciese en casa de Helga. En ese momento reciben la inesperada visita de Jens, el cartero rural; y es ahí donde arranca la lectura. Jón Kalman nos vuelve a deleitar con la fabulosa descripción narrativa de una Islandia rural, salvaje y terriblemente inhóspita y hostil. Como sigue siendo habitual en las novelas del autor, los ambientes extremos y los gélidos paisajes montañosos junto a la agónica climatología de ese país son la nota detonante y el punto de partida en cada una de las aventuras de su protagonista. A ello se le une la habitual prosa poética y la narrativa escrita en forma de fábula tan característica en el estilo del escritor. En esta ocasión, además, nos brinda la oportunidad de disfrutar de un mayor número de personajes e incluye bastantes momentos de conversaciones; este último punto es toda una novedad, ya que en su primera entrega apenas aparecían. Otra novedad importante es el protagonismo, compartido por el muchacho y Jens, el cartero. “La novela me ha gustado en los momentos que he hallado la magia que encontré en su primera entrega”. Como ya ocurrió en su primera parte, la novela tiene un antes y un después. Cuando la climatología es totalmente adversa y se convierte en todo un desafío y una auténtica pesadilla para sus protagonistas o cuando tienen que combatirla al adentrarse entre sus tinieblas y recorrer los gélidos y angostos caminos de montaña, es ahí donde Jón Kálman Stefánsson despliega todo su arte y potencial, haciendo gala de un don que pocos escritores disponen. Consigue envolver al lector y posicionarlo en un ambiente apocalíptico, terriblemente gélido, peligroso y mortal. Es una maravilla cuando utiliza todos esos recursos para plasmarlos en su lectura. Pero, por contrapartida, el resto de la lectura (fuera de ese ámbito) es mucho menos emocionante, ameno y atractivo. Conclusión: “La tristeza de los ángeles” es una novela que dispone de un mayor número de personajes y de unas conversaciones que apenas aparecían en su primera entrega y que aquí se suman y le dan un punto más de valor a su lectura. No obstante, en cuanto a la magia y al talento visto antaño, aquí se muestra en determinados momentos y secuencias de su historia; y es por ello que para mí no llega al nivel de su antecesora. No falta su particular y personal estilo narrativo con una prosa poética narrada en forma de fábula y las espectaculares descripciones del entorno en una climatología imposible y que siguen siendo el sello personal de identidad del escritor. Al contrario de la primera entrega en esta segunda novela “la formula” narrativa se invierte. En esta ocasión la acción se desarrolla en la segunda mitad de la novela: cuando el muchacho y el cartero embarcan su aventura en las montañas y recorren todas las regiones para cumplir los plazos de entrega del correo. Es aquí, sin duda, donde encontramos la mejor versión de Jón Kalman, la parte más emocionante y amena de la novela y en donde el escritor utiliza todas sus armas para encandilar con su talento. Como digo, “La tristeza de los Ángeles” es una lectura emocionante en los momentos que su entorno se vuelve espectacularmente peligroso. El resto es interesante pero desgraciadamente, menos ameno. No me ha disgustado, pero mis expectativas eran mayores que su resultado final.