Con la maleta en una mano y una bolsa con zapatos en la otra, una muchacha de trece años llama a una puerta tras la que hay un mundo desconocido, extraño. Empieza así esta historia vehemente y cautivadora, con una adolescente que de un día para otro es devuelta a su familia biológica y lo pierde todo: una casa confortable, a sus mejores amigas, el cariño incondicional de sus padres, o de quienes creía que eran sus padres. Su nuevo hogar es pequeño, oscuro, hay hermanos por todas partes y poca comida en la mesa. Pero está Adriana, la hermana pequeña que le abre mucho más que la puerta de su nueva casa.
Es una historia original, bien escrita, con buenos y logrados personajes, se lee rápido, el único pero que le pongo es que el final no está bien resuelto. Aún así la recomiendo.
Historia de una niña devuelta a sus padres verdaderos por quienes creía sus padres auténticos. Nos describe la vida de la clase humilde italiana con tanta veracidad que provoca mucha tristeza. Es el reflejo de cómo el hambre y la supervivencia arrollan cuanto encuentran, incluso el cariño. Conmovedora.
Cuando la que creías que era tu familia te obliga a salir de sus vidas, la tuya se desmorona. Pero siempre puedes encontrar a alguien que te acompañe en el camino. La protagonista me ha cautivado. He estado enganchada. Puedes vivir la historia a través de la protagonista.
Era demasiado joven y me empujaba demasiado la corriente para ver el río en que me encontraba arrojada