LA PROFUNDIDAD DEL MAR AMARILLO

Once cuentos cargados de una tristeza sutil pero honda. Algunos de sus personajes arrastran el peso de viejas heridas que contaminan su presente, mientras otros cargan en su interior la semilla de lo que va a doler y la vemos germinar. En algunos se siente el lado doloroso del deseo; en otros, el desgarro de la pérdida.Son historias sutiles, a veces mucho, pero algunas de ellas (como “Pájaro fantasma”) me acompañaron durante un buen rato al cerrar el libro, terminando de cuajarse en mi interior, dejándome con un regusto de melancolía que me hizo apreciarlas un poco más.Me resulta difícil leer los libros de Pizzolatto sin tener a True Detective como punto de comparación —que además pone la barra muy alta—, pero tanto su novela como estos cuentos son publicaciones anteriores a esa serie, y no está de más recordarlo. Aquí están presentes los paisajes desolados de la periferia, la violencia que rodea a la miseria y una melancolía persistente que conforman los Estados Unidos que a Pizzolatto le interesa contar. Mis favoritos: “Tumbas de luz”, “Nepal”, “La plantilla”, “La vigilia de Amy” y “Busca y captura”.

Antes de consagrarse gracias a sus guiones para True Detective -serie de la que fue también productor y director- Pizzolatto había editado en el año 2006 este libro de relatos. Los elogios y premios (merecidos) no tardaron en llegar. Las historias están recorridas por un tono común, el de la desesperanza y la incomodidad de los personajes ante el lugar en que se encuentran. Todas las vidas retratadas se hallan del lado erróneo de un punto de quiebre. Desde el lugar que se relatan se puede atisbar un futuro intrascendente en el mejor de los casos, angustiante en otros. Para sumarle oscuridad al clima general, ninguno de los personajes parte de una situación siquiera aceptable. La clave de todo parecieran ser relaciones familiares -especialmente de padre/hijo- disfuncionales que marcaron a los personajes y los guían por senderos sin retorno.