Hoy, con el empuje de las poíticas neoliberales, el Estado abandona las políticas dirigidas al logro de los bienes públicos. Son, pues, los movimientos los que deben reforzar su estrategia de defensa y exigencia de los intereses generales, lo que en cierto modo les obliga a mantenerse firmes en sus exigencias colectivas. Firmeza que por otro lado les conduce a posiciones de enfrentamiento con el Estado, a pesar de que en muchos casos mantengan relaciones más o menos estables con él.