En Memorias de una joven formal, Simone de Beauvoir nos contó cómo surgió su vocación de escritora en el circunspecto ambiente burgués de su familia. En La plenitud de la vida nos hace con la misma honradez el relato de cómo se realizó esa vocación. Son los años de lucha, de aspiraciones, esfuerzos y vicisitudes dentro del círculo de intelectuales que tanto iba a aportar a las letras francesas. Simone ha conquistado su independencia. Se permite dar la espalda a las convenciones. Llega con Jean-Paul Sartre a un pacto que ambos cumplen escrupulosamente, tal vez porque es un pacto que les respeta esa libertad individual que tienen en tanta estima. Son dos vidas inquietas, totalmente absorbidas por la docencia, la literatura y una especie de manía ambulatoria.
Esta novela es la continuación de Memorias de una Joven Formal. Simone de Beauvoir narra su vida, en gran parte junto a Sartre, entre sus veinte y los cuarenta, y este período coincidirá con la Segunda Guerra Mundial. Mientras en memorias de una joven formal vemos sus primeros intentos por rebelarse y ser un individuo; en esta continuación la vemos finalmente romper lazos y emprender su viaje hacia el conocimiento de si misma. No encuentro en esta autobiografía las características que tanto me desagradan en las mujeres que veo constantemente manifestándose como feministas en los medios. No me parece una obra cargada de resentimiento, odio e irracionalidad. “la femeneidad no fue ni una incomodidad ni un pretexto” Simone de Beauvoir no habla sobre el feminismo desde la victimización. En el año del feminismo, ni una menos, me too, y otros movimientos, leer a Simone de Beauvoir es completamente acertado y hasta una brisa de aire fresco en medio de tanta histeria.
Comprendí la verdad de frases que me habían parecido vacías: hay que aceptar la muerte cuando no queda medio alguno de salvar la vida; la muerte no es siempre un absurdo accidente solitario: a veces crea con los demás lazos vivientes; entonces tiene un sentido y se justifica.
El individuo no se reabsorbe en el universo que lo configura: mientras lo soporta obra sobre él, aunque solo sea por su misma inmovilidad.