La plaza apareció por primera vez en 1971, pocos años después del funesto 68. A pesar de la cercanía de los hechos, Luis Spota se atrevió a exponer sin censura, con imparcialidad y claridad crítica a los protagonistas de un movimiento que estremeció brutalmente a la conciencia nacional. Logró narrar con gran lucidez, utilizando materiales del conocimiento público, la convulsión de una sociedad enferma y el intenso drama de un hombre que es todos los hombres. La obra le valió injurias sin fundamento y la expulsión de un cerrado y exclusivo círculo literario mexicano. Sin embargo, su voz permaneció incólume a través de los años y se levantó sobre ese desastre de la historia mexicana para enseñarnos por qué el 2 de octubre no se olvida.
La mejor novela referente a la represión estudiantil de 1968. Inmerso en un contexto de ficción Spota escribe pensamientos, vivencias y sentimientos desatados por la represión que hubo en aquel año. Además permite imaginar el tipo de jóvenes que se encontraban envueltos en ella, comunes y corrientes con expectativas muy sobre un gobierno decadente.
Pero los muchachos son, al parecer, felices. El Movimiento los libera en esos días del mal admitido tutelaje paterno. Tienen una misión que ellos creen 'política' que cumplir. La calle los reclama; la "calle", el activismo, les ofrece la posibilidad de una aventura."
"No llore. Sea machito. Aguántese. Tráguese las lágrimas, sienta lo que está pasando, y recuérdelo para cobrárselo al que tenga que pagarlo."
"La calle endurece a los muchachos. Adquieren educación política. Aprenden a sobrevivir a la embestida granadera. Conocen que el silencio es el ingrediente básico de la resistencia, y ésta, el de la madurez."