Alina vive con sus padres, con su abuelita, con su perro Jaeger y con su gata Yupita. Los animales van a ser protagonistas de excepción de esta historia. Alina es espontánea y traviesa, con iniciativas que ponen en constantes apuros a los adultos, muy dados, en general, a llevar una vida sin sobresaltos. Las aventuras de Alina transcurren en un entorno permisivo y auténtico, sin ñoñez. La autora concede un valor especial al lenguaje y al humor, las dos claves sobre las que se asientan las travesuras de La pequeña Alina.