Una parábola de cotidianidad insólita que se agranda hasta adquirir la dimensión de una pesadilla. Una reveladora metáfora moral del trasfondo de la existencia humana.La paloma es la historia de un incidente en París. Una parábola de cotidianidad insólita que se agranda hasta adquirir la dimensión de una pesadilla. Un personaje singular descubre cierto día la presencia inesperada de una paloma ante la habitación en la que reside. Este percance, imprevisto y minúsculo, cobra proporciones aterradoras en la mente del protagonista, y convierte en una pesadilla pavorosa y grotesca a un tiempo la jornada de su vida, de la que el lector será testigo. Maestro de la alusión y de lo obsesivo, Süskind revela una vez más su don de edificar, sobre la paradoja o la rareza aparentes, una reveladora metáfora moral del trasfondo de la existencia humana.
Novela psicológica de Patrick Suskind, un experto en la materia. La importancia del afecto-ego en el ser humano. Magnífica, para quitarse el sombrero, hace que el lector sienta al propio protagonista en sus propias carnes y conciencia... según su grado de afecto-ego.
Un tipo que le gusta hacer lo mismo todos los días es interpelado por la aparición de una paloma en su vivienda. Desde esa aparición su mente empieza a tener complicaciones ridículas
Novela rápida de leer. Te introduce en los pensamientos del protagonista Jonathan, que bien podría identificarse con la personalidad actual de Sheldon Cooper. O al menos, a mí me recordó a él por su control del tiempo, el no salirse de la rutina, y la angustia constante que le crea la paloma. Personalmente, no ha sido mi mejor lectura...
. Hay preguntas que se contestan negativamente a sí mismas por el mero hecho de formularlas. Y hay ruegos cuya completa inutilidad se manifiesta cuando uno los expresa y mira a los ojos a otra persona.
cuando se carecía de esta libertad, la más importante, la libertad de aislarse de los demás para hacer las propias necesidades, todas las otras libertades no tenían ningún valor. Entonces la vida ya no tenía sentido. Entonces era mejor estar muerto.
Hay preguntas que se contestan negativamente a sí mismas por el mero hecho de formularlas. Y hay ruegos cuya completa inutilidad se manifiesta cuando uno los expresa y mira a los ojos a otra persona.