Ya en 1956 el poeta asoció la furia a la paloma. Vuelve, ¡como si alguna vez se hubiera ido!, la paloma de Crémer en este impagable tesoro impreso. Vuelve coja, pero no vencida, exigiendo paz y justicia. Y con ella, ese fragor de estampidos y metales que se llama Victoriano Crémer, la misma voz que en tiempos se nos entregaba premonitoria: 'Llego a ti, cansado pero entero'. Prólogo de Antonio Pereira.