No tenía fuerzas para pedir ayuda en un momento de caos absoluto. El dolor me consumía y había decidido que todo terminara de golpe. La casa de mi padre era un tercer piso, lo suficiente como para morir si me tiraba por una ventana. Supongo que una bala entre ceja y ceja sería más eficaz pero no tenía un arma. El veneno era lo más accesible, seguro que en la cocina o en el baño encontraría algún producto que me matara al instante. Pero al final me decanté por el método que desde el principio había tenido en mente: cortarme las venas. ¿Por qué ese día? Pues no lo sé, no era especial, salvo porque había decidido sincerarme con mi padre. Pero él no estaba. Dicen que, al morir, tu vida pasa como si fueran fotogramas por tu cabeza. Es verdad, doy fe de ello. Sólo que conmigo hubo una pequeña diferencia porque, en el último instante, con el cuchillo en la yugular y mi mano temblorosa, me faltó lo que siempre me habían faltado. Agallas.
¿No tiene más libros este autor? Por que me encanta como escribe Con el corazon en un puño de principio a fin
Soberbia. La leí de casualidad y le mejor sorpresa literaria de este año. No conocía a este autor pero su forma de escribir es única, innovadora y arrastra