La historia real de una niña judía durante la ocupación nazi En la Holanda ocupada por los nazis, Lieneke va saltando de un hogar a otro, escondiéndose, cambiando de nombre, aprendiendo a convivir con vecinos, otros judíos escondidos y, por supuesto, soldados alemanes. Espera ansiosamente las cartas que le envía su padre, que la llenan de esperanza. El desenlace de la guerra, cargado de dolor, es sin embargo un canto a la vida.
Lieneke se acordó del pozo negro en el armario de la señora Cooymans mientras caminaba sola por el bosque de Den Hoom. Pensó en lo sorprendente que había sido descubrir la gran generosidad y el coraje de la señora Cooymans, y en lo sorprendente y aterrador que había sido descubrir que en casa de Gredda se alojaba un soldado alemán. «Las personas -recordó las palabras de David- son las criaturas más impredecibles que existen, para bien y para mal, sobre todo en tiempos de guerra.»