Extraordinario y conmovedor trabajo periodístico y literario de Laura Restrepo. Por una parte, el relato nos confronta con las desgarradoras experiencias de las víctimas que sufren el desarraigo, al ser despojadas de sus tierras, y que son desplazadas de sus comunidades y medios de subsistencia. Por otra parte, nos interpela ante el germen de la resistencia armada -surgimiento de la guerrilla del M-19- que se abre camino como opción de vida frente a una inconmovible clase política que incita a una violencia de la que sólo serán damnificados los más excluidos. | Junio 2015.
Parece una novela de amor pero es de dolor, desarraigo y violencia, donde sabes de antemano que es imposible amar porque el pasado y presente violento constantemente están marcando tu futuro, y tu proyecto de vida queda detenido en el tiempo porque solo vives para buscar todo aquello que se ha perdido en medio del conflicto, y que, en el fondo, sabes que nunca podrás recuperar. Es un relato doloroso en donde la magia de conocer personajes con 21 dedos en los pies al que han bautizado Siete por tres, y que ha sido capaz de cargar a sus espaldas una estatua de una virgen, en la búsqueda de su Matilde Lina, esta una realidad irrefutable de la de miles de colombianos que aún hoy siguen buscando a su propia Matilde Lina. Y es que esa es la verdad de los desaparecidos, sus familias no saben absolutamente nada de ellos y por eso hasta sus últimos días no dejan de buscar, y demuestra que tan importante es el tema de hablar de verdad, de permitir a las víctimas reencontrarse y reconstruir ese proyecto de vida que quedo suspendido en el tiempo, así sea enterrando a sus muertos. Pero, aunque la tristeza y el dolor nos acompaña de principio a fin durante toda la narración, también nos muestra la esperanza que nace desde la comunidad y el ejercicio de la no violencia en la búsqueda de transformar la sociedad, y de reconocernos en el otro a través de su dolor como proceso de empatía (propia y necesaria de la construcción de paz). Para mi la historia de amor, aunque tierna y a la vez triste, es solo una excusa para empezar a hablar de los desplazados desde su humanidad y su realidad, y como el hablar de reconciliación, reconstrucción del tejido social y reparación no es tan fácil cuando la vida de esta población ha quedado a la deriva, y que si no logramos reconocernos en ellos no será posible brindarles un apoyo real y empezar a restablecer nuestra sociedad.
Un país que echa andar por los caminos, y un albergue para refugiados de la violencia, un amor que no se atreve a cruzar esa pequeña línea de amor posible. Unas líneas qué para los que hemos vivido tan de cerca y de frente una violencia qué parece no acabar, nos regala Laura Restrepo. Quedé con ganas de más, excelentes lineas.
Tiene una rima y prosa que atrapa al lector, la lectura es fluida, La historia es en momentos tierna y en otros cruda. Todo esto en medio de la guerra, donde se busca siempre a alguien.
La guerra a todo envuelve, es un aire sucio que se cuela en toda nariz, y aunque no lo quiera, el que huye de ella se convierte a su vez en difusor
Es extraño y seductor, esto de servir de puerto cuando uno se sabe embarcación".
El mundo me sabe a ella -me ha confesado-, mi cabeza no conoce otro rumbo, se va derecho donde ella.