Inundada de la luz ardiente y de los colores y olores de la juventud de Albert Camus (1913-1960) y nutrida ya de buena parte de las claves de su mundo, así como muchos de los temas, sensaciones e inquietudes que impregnan toda su obra," La muerte feliz" es una novela en la que Mersault, en quien laten numerosas vivencias de su joven autor, busca la felicidad hasta sus últimas consecuencias. Si" El primer hombre" reúne o compendia la infancia del Camus, en" La muerte feliz" , escrita entre 1936 y 1938 y publicada póstumamente en 1971, hallamos el vigoroso impulso de su juventud, y en Mersault, su protagonista, no una primera versión del protagonista de" El extranjero" , sino su antecedente necesario.
"La Muerte Feliz" sin lugar a duda es un texto sublime, hermoso, reflexivo y de lenta digestión. Personalmente tarde un largo tiempo en completarlo y destilar cada gota de exquisita sabiduría. Tanto el desarrollo, como el clímax, poseen una atracción para el lector. En mi opinión, tiene un cierre que te deja un agujero de felicidad dentro del alma, de la misma forma que en alguna parte de tu inconsciente se genera la frase: "Vaya que fue una muerte feliz". No sin antes hacer una crítica a la percepción que muchos tienen de lo que significa morir. Camus sin duda alguna se convirtió en uno de los mejores escritores que ha tenido la literatura contemporánea, no solo por el mensaje que dan sus textos, sino, por las imágenes que te invaden al leer sus obras.
La Muerte Feliz, excelente narración de Albert Camus, no solo nos deja muchos aprendizajes; también nos deja la inquietud de ir en busca de la felicidad a través del silencio, a través del conocimiento de nosotros mismos, para que llegado el momento de partir, tengamos la oportunidad de hacerlo de una manera consciente, y, llenos de esa paz intangible. Y como dice Camus, "regresar con la alegría del corazón, a la verdad de los mundos inmóviles
Y todo el mundo, sumergiéndose en la profundidad del cielo, recupera ese punto estremo en que todo coincide, el pensamiento secreto y tierno en que consiste toda la soledad de la vida.
Y, piedra entre las piedras, regresó, con la alegría del corazón, a la verdad de los mundos inmóviles.
No existen grandes padecimientos, ni grandes arrepentimientos, ni grandes recuerdos. Todo se olvida, incluso los grandes amores. Eso es lo triste y al mismo tiempo lo exaltante de la vida.