LA MAQUINA DE JOSEPH WALSER

GONÇALO M. TAVARES

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Sinopsis de LA MAQUINA DE JOSEPH WALSER

En una ciudad sobre la que planea una imprecisa aunque inminente amenaza de guerra vive Joseph Walser, un hombre gris, silencioso y taciturno, un «hombre común», como él mismo se denomina. Aunque vive con su mujer, Margha, solo dos ocupaciones consiguen atraer su atención: la exigente dedicación al funcionamiento de una potente y peligrosa máquina en la fábrica donde trabaja y la colección de pequeños objetos metálicos que recoge de todas partes y que conserva secretamente en una habitación de su casa. El estallido de la guerra y su desarrollo se muestran en esta extraordinaria narración a través de la evolución de los discursos de Klober Muller, el jefe de Walser en la fábrica. Estos constituyen una reflexión recurrente sobre la libertad del individuo en sociedad, sobre el valor práctico de la sumisión al orden y sobre los paralelismos entre el creciente poder de las máquinas y la mecanización de las relaciones sociales.

2 reseñas sobre el libro LA MAQUINA DE JOSEPH WALSER

"Él era un hombre común, un hombre que pertenecía a la especia interminable que desde hace siglos recorre el mundo, cargada de ideas nuevas e instrumentos". Esa definición de Walser es el principal aspecto del protagonista de este texto, serie que pertenece a la famosa serie de "El Reino" de Tavares, donde explora las almas de seres inscritos en acontecimientos extremos, la guerra. Si bien el texto es una demostración cualificada de la escritura de Tavares, sentí que nunca avanzó mucho al pasar las páginas, como si fuera un libro con 134 páginas de introducción; me faltó algo más de movimiento como se puede apreciar en Klaus Klump. Dicho eso, en una tetralogía es normal sentirnos más a fin a unos libros que a otros, sin embargo, a pesar de que esta historia no me haya gustado tanto como otras, siento que es indispensable a la hora de abordar un juicio sobre el general de la tetralogía.


En una ciudad sobre la que planea una imprecisa aunque inminente amenaza de guerra vive Joseph Walser, un hombre gris, silencioso y taciturno, un «hombre común», como él mismo se denomina. Aunque vive con su mujer, Margha, mantienen mundos separados, ya que esta mantiene relaciones con el capataz de su marido, Klober Müller, y aunque Joseph conoce la relación la consiente, en un estado de pasividad, propio de su carácter. Solo dos ocupaciones consiguen atraer su atención: la exigente dedicación al funcionamiento de una potente y peligrosa máquina en la fábrica donde trabaja y la colección de pequeños objetos metálicos que recoge de todas partes y que conserva secretamente en una habitación de su casa. El estallido de la guerra y su desarrollo se muestran en esta extraordinaria narración a través de la evolución de los discursos de Klober Muller, el jefe de Walser en la fábrica. Estos constituyen una reflexión recurrente sobre la libertad del individuo en sociedad, sobre el valor práctico de la sumisión al orden y sobre los paralelismos entre el creciente poder de las máquinas y la mecanización de las relaciones sociales. Un libro que me ha gustado y entre lo que me gustaría destacar algunas reflexiones sobre la felicidad y las relaciones sociales en un mundo cada vez más deshumanizado. Traiciones, confidencias no reveladas, solo para mantenerse vivo. Página 127-128.-. La felicidad ha sido reducida a un sistema que las máquinas comprenden. Ninguna felicidad individual es ya independiente de la tecnología. Ser feliz ya no depende de cosas normalmente asociadas a la palabra “espíritu”. Depende de materias concretas. La felicidad es un mecanismo Si la felicidad individual depende estos mecanismos y se hace previsible, la existencia será redundante e innecesaria. Página 142.- La maldad es una categoría del razonamiento. La maldad es una categoría de instinto, sí, pero también de la inteligencia. Pero más repartida que la maldad está esa indiferencia universal, que nace del hecho de que los cuerpos se hallen violentamente separados, incluso en tiempos de tranquilidad. Si quieres sobrevivir, metes tu coraje en una bolsa de plástico y esperas, pero ¿es así como queremos vivir? Alojados en la indiferencia y en la negación de nosotros. La muerte por tus ideas merece la pena solo para ti. Página 150-151.- Un patriota en tiempo de paz es ser un cobarde, porque es demasiado fácil. Su patria, como la de todos, los hombres mínimamente sensatos y de razonamiento útil, se circunscribe a ciertas fechas festivas y a ciertos años más pacíficos. Página 164.- Es cierto que la desgracia no depende sólo del dolor, pero la alegría, esa sí, sólo debería depender de la ausencia de dolor físico. Ningún hombre sano quiere que lo eduquen previamente en lo malo. Ya no se entrena la resistencia al dolor: se evita, eso sí, todo contacto con esa cosa repelente. Página 207-208.- Una debate muy interesante. El escepticismo ante lo que nos cuentan. La historia no ha ocurrido tal y como la narran, porque ninguna descripción verbal puede recordar o explicar acontecimientos orgánicos. Es la enseñanza de la historia lo que empieza a anular al ciudadano. Que tu memoria no empiece a funcionar antes de que la ocupemos nosotros. Pues nada separa más que explicar de un modo distinto el mismo hecho. Cualquier hombre puede luchar, pero la explicación solitaria requiere otra estatura de la inteligencia. Cualquier instinto creativo empieza con esta necesidad antigua que la memoria colectiva se esfuerza en olvidar: somos creativos porque q queremos encontrar una solución individual, una explicación solitaria, que no tenga par, que se enfrente a las demás para derrotarlas y a los hombres portadores de otras soluciones individuales. Página 209.- Solo hay un ser no colectivo, no social. Ese ser es el que mata.