Como escritor de cuentos, Marcel Schwob fue un creador de individualidades. Para él, a diferencia de la ciencia que se aboca a lo general, el arte ha de ocuparse de lo individual. Ejemplifica esta idea con pasajes de biógrafos que han transmitido los "rasgos humanos" únicos de sus sujetos. A partir de ellos, el biógrafo imaginario puede desprender una historia particular. Según Jules Renard, amigo cercanísimo, Schwob no estaba dispuesto a escribir novelas y consideraba que generacionalmente había llegado demasiado tarde, diciendo: "sólo nos queda una cosa por hacer después de nuestros mayores: escribir bien". Jaime Moreno Villarreal