Thomas Ward sigue trabajando con el Espectro y ya es todo un experto en cazar brujas, boggarts y espíritus. Un día ambos se acercan a Priestown, en el centro del condado, y Thomas se da cuenta de que su jefe está más inquieto de lo normal; allí, en lo más profundo de las catacumbas, acecha una criatura a la que el Espectro nunca ha podido derrotar, un ser tan malvado que todo el Condado corre el peligro de quedar bajo su dominio.