La Inquisición, más que cualquier otra institución de los tiempos modernos, supo inspirar el terror. A través de per-secuciones llevadas a cabo metódicamente y de grandilo-cuentes espectáculos de castigo, logró instaurar una ver-dadera pedagogía del miedo para extirpar las herejías fatalmente engendradas por la impureza de la sangre ju-día. A partir de estudios de casos situados en su mayoría en el Brasil del primer tercio del siglo XVIII, Nathan Wachtel ela-bora un análisis microhistórico que reconstruye las rela-ciones que unían entre sí a los miembros de las redes marranas, siguiendo de este modo la manera de proceder de los propios inquisidores.