La muerte de su padre lo lleva al pasado, donde recae en adicciones y la escritura lo purifica con ferocidad. Un hombre recibe la noticia de la muerte de su padre. Lo esperan un velorio de dos días con sus noches, la familia, el reencuentro con sus ex mujeres: el pasado que vuelve, el presente que abruma. También las temibles cuentas pendientes con un padre distante e inaccesible. El hombre, que ha dejado de beber, otra vez derrapa en el alcohol, la cocaína y el sexo ciego. Pero también escribe: golpea ferozmente una máquina de escribir para aplastar a pura palabra el descomunal malestar quelo consume. Haciendo de su vida literatura, Pablo Ramos retoma en esta novela a Gabriel, el protagonista de El origen de la tristeza nacido en El Viaducto, que muchos años después vuelve a sumergirse en el agua podrida del arroyo del barrio donde se ha criado, para salir purificado y dejar que el rencor y el cinismo cedan lugar a la ternura. Desde Hamlet hasta La invención de la soledad, de Auster, la sombra del padre es un tema decisivo y tormentoso donde el autor va al muere si, en vez de arriesgar un salto mortal, se queda en la anécdota o el eufemismo.
Novela cruda, desgarradora, autoreferencial, una serie de acontecimientos autodestructivos que nos permiten ahondar y naufragar en ese limite entre la rabia, la perdición, el cinismo, el descontrol, la euforia y el miedo. Ademá este libro nos cuenta una historia familiar relacionada al vínculo entre padre e hijo y así desde las penumbras y las periferias del viaducto nos ilustra una serie de eventos y personajes muy reales, feroces, siempre al borde de todo. Por último y ya en su final creo que aflora toda la pasión del autor y la comprensión en esa caminata tan humana de regreso al viaducto pero de la mano de uno de sus hijos.
-Vos deberías escribir un libro, cachorrito -me dice Andrea y se arma una raya como la del lateral del Maracaná.