Diomedes, investigador privado en la Roma de César, es llamado por la princesa Irida al Bósforo Cimerio para aclarar la misteriosa muerte de su único hermano, heredero al trono. El príncipe Polemón ha sido abatido por un rayo aparentemente divino. Diomedes viaja a Tanais, la capital del lejano país, atraído por la generosa recompensa ofrecida por la princesa, su propio peso en oro, y antes de emprender el caso consigue la liberación de la cémpsica Baiasca que ha sido esclavizada