Fábregas, un empresario barcelonés harto de la aburrida cotidianidad de su despacho, decide una mañana de primavera emprender un viaje. Lo que en un principio parecía que iba a ser un paréntesis en su vida, se convierte en una odisea.
Quien esperara una nueva novela caótica del sempiterno protagonista creado por Eduardo Mendoza, estaría equivocado a todas luces. Si realmente analiza la obra lejos de ese prisma, es algo más pausada, con un ritmo quizá más pesado, aunque evocador. En mi caso también me gustan las citadas con anterioridad, aunque es un libro que no creo que vuelva a recordar, algo que sí sucede con otros, que incluso los volví a releer.
No parece, en esencia, un libro de este excelso escritor, por lo que recomiendo leer cualquier otro libro de su extensa bibliografía.