En La Ilusión Vital, Baudrillard, como siempre, provoca al lector a que extraiga conclusiones interesantes e inususales. En primer lugar, Baudrillard dirige su atención al problema de la clonación. Hoy en día, cuando tod puede clonarse, simularse, programarse y gestionarse genética y neurológicamente, la humanidad se siente incapaz de afrontar su propia diversidad, prefiriendo en lugar de ello retroceder a la patológica eternidad de las células autorreplicantes.