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Sinopsis de LA GUERRA NO TIENE ROSTRO DE MUJER

Historias de mujeres que combatieron en las filas del Ejército Rojo durante la segunda guerra mundial. Reúne los recuerdos de mujeres que fueron francotiradoras, condujeron tanques o trabajaron en hospitales de campaña. Su historia no es una historia de la guerra, ni de los combates, es la historia de hombres y mujeres en guerra.¿Qué les ocurrió? ¿Cómo les transformó? ¿De qué tenían miedo? ¿Cómo era aprender a matar? Estas mujeres, la mayoría por primera vez en sus vidas, cuentan la parte no heroica de la guerra, a menudo ausente de los relatos de los veteranos. Hablan de la suciedad y del frío, del hambre y de la violencia sexual, de la angustia y de la sombra omnipresente de la muerte. Alexiévich deja que sus voces resuenen en este libro estremecedor, que pudo reescribir en 2002 para introducir los fragmentos tachados por la censura y material que no se había atrevido a usar en la primera versión.

45 reseñas sobre el libro LA GUERRA NO TIENE ROSTRO DE MUJER

La guerra no tiene rostro de mujer, de Svetlana Alexievich La autora nos presenta una serie de relatos de la II Guerra Mundial que nos harán llorar, reir, soñar, suspirar y ante todo reflexionar. Un buen grupo de mujeres de origen soviético explican su visión y sus experiencias totalmente humanas, de mujeres que sienten gran amor y responsabilidad por su Patria, así como por su familia, sus amigos y compañeros. Mujeres que se manifiestan fuertes y valerosas, a pesar del miedo que puedan sentir. Que desempeñaron múltiples roles en la guerra, fueron enfermeras, cocineras, conductoras, operadoras de teléfono, pilotos, francotiradoras, partisanas, espías y mucho más. Como mujeres, además, fueron amigas y sostén de los hombres soldados. Igual que ellos al terminar la guerra, se llevaron los traumas y pesadillas a sus casas, pero se vieron en la obligación de “volver a ser mujeres” y olvidar que alguna vez estuvieron en la guerra, porque su papel debía ser el de madres y esposas. Un libro fuerte pero necesario, para hacer valer el papel de estas mujeres que durante años debieron callar, que aún no se creen que ahora puedan hablar de lo que vivieron y sintieron, pero que alzan la voz, para que el mundo lo sepa. Excelente lectura, muy recomendada. Leído en junio 2023 CITAS "Si renuncias a ser mujer, no sobrevives en la guerra”. Nunca he envidiado a los hombres. Ni de pequeña, ni de joven. Tampoco durante la guerra. Siempre me he alegrado de ser mujer. Justo lo que no me cabía en la cabeza: ¿cómo me iban a matar si acababa de llegar al frente? Entonces aún no sabía lo vulgar y poco selecta que es la muerte. No le vayas con peticiones y súplicas. Procuramos olvidarlo... Si, ganamos la guerra, pero ¡a qué precio! ¡¿A qué terrible precio?! No escribo sobre la guerra, sino sobre el ser humano en la guerra. No escribo la historia de la guerra, sino la historia de los sentimientos... Soy historiadora del alma.


Un libro estremecedor. Es un canto al dolor. Los más crudos relatos personales de protagonistas que vivieron su propia guerra. Y nada más simbólico para describir el horror, la pérdida, la destrucción y la muerte, que todo sea contado por quiénes dan vida. Las mujeres. Muchas mujeres. ¿Y quién es, cual directora de orquesta la que integra y armoniza estos testimonios? Svetlana. Svetlana Alexiévich. La premio Nobel 2015. No puede ser otra. La Guerra No Tiene Rostro de Mujer no habla de historia bélica, ni de relatos épicos o gloriosos. Al contrario, son testimonios personales y directos de mujeres que lucharon en el lado soviético durante la Segunda Guerra Mundial (La Gran Guerra Patria como le dicen ellos). Lucharon desde casi todos los roles posibles: como artilleras, lavanderas, tanquistas, cocineras, operadoras de radio, panaderas, francotiradoras, pilotos de combate, partisanas, enfermeras. Ningún rol les quedó grande, ni en el frente de batalla ni en la retaguardia. Son relatos a escala humana. Historias que hablan de la invisibilización de ellas. Casi como si no hubieran participado. A la hora de escribir las crónicas de la victoria, ellas no están a la altura que se merecen. Pero Svetlana las trae de vuelta. Y la primera versión del libro, de 1985, fue parcialmente censurada por el régimen soviético, ya que ¡Cómo no!, no se ajustaba a la verdad oficial, donde la mujer era recordada sólo desde su rol femenino y tradicional. La guerra no sólo genera muerte. También socava el alma de quienes sobreviven. Pero siempre habrá esperanza, mientras quede algo de humanidad. Como dice Sofía, cabo mayor, francotiradora: “Creo que si en la guerra no me hubiera enamorado, no habría sobrevivido. El amor me salvó. Esa fue mi salvación”. O como señala Tamara, cabo mayor, técnica sanitaria: “Arrastraba a nuestro herido y pensaba…¿vuelvo a por el alemán o no? Comprendía que si le dejaba, pronto moriría desangrado…Regresé a por él. Y continué arrastrando a los dos…es imposible tener un corazón para el odio y otro para el amor. El ser humano tiene un solo corazón. Lo terminé de leer con el corazón apretado. Un libro tremendo y conmovedor.


La guerra no tiene rostro de mujer, ni de hombre, ni de nada que se pueda calificar como humano. Svetlana Alexiévich pone a disposición del lector las vivencias, las sensaciones, las emociones y el miedo de muchas mujeres que lucharon en el ejercito rojo durante la segunda guerra mundial. La lectura del libro de la nobel de literatura me ha hecho recordar otro de fondo similar. "Sin novedad en el frente" de Erich María Remarque. Un libro de una dureza extrema que nos plantea la guerra de manera semejante a Svetlana; desde las trincheras, abordando la realidad dolorosa, el miedo. el hambre y el terrible sufrimiento de sus actores principales: los soldados. La guerra no tiene rostro de mujer no es una novela, sino un compendio de entrevistas de fondo periodístico donde, años después, las mujeres del frente cuentan sus vivencias y las consecuentes secuelas que arrastran de ellas. Me ha sorprendido saber que las hubo, no tenía ni idea. No solo enfermeras que recogían heridos en el frente jugándose la vida, sino conductoras, francotiradoras, guerrilleras y todo lo que tradicionalmente está dirigido a los hombres. Las mujeres marchaban voluntariamente, algunas, la mayoría, muy jóvenes, otras, con sus niños y otras dejándolos al cuidado de sus familiares. Pero todas poniendo por delante a la patria. Años después, cuando narran a tiempo pasado, la visión es otra. Injustamente Infravaloradas e incluso despreciadas por ser mujeres del frente. ¡El honor es para los hombres! Ellas, consideradas casi prostitutas. El libro está dividido en títulos que recopilan historias de fondo parecido. Después de cada uno de los relatos aparece el nombre y el trabajo de la entrevistada. En muy rara ocasión habla la periodista que se limita a plasmar las palabras. Cuando lo hace, se cuestiona si debe seguir con el proyecto. Un libro diferente, reconozco que en algún momento se hace pesado y repetitivo, sin embargo, la conmoción no tarda en volver porque al continuar leyendo van apareciendo historias realmente desgarradoras. Asombra hasta donde puede llegar la crueldad del ser humano. Y pasan los años, y seguimos igual. Svetlana Alexievich no tuvo fácil la publicación de este libro. Tuvo que enfrentarse, como no, a la censura.


“Es imposible tener un corazón para el odio y otro para el amor. El ser humano tiene un solo corazón , y yo siempre pensaba cómo salvar el mío”. Pienso que esa frase resume la óptica en la que es desarrollado el libro de la autora. Nos narra desde que se dio el grito de !Guerra! hasta el momento en el que las mujeres, felices pero muy distintas por lo que había acontecido, oyeron el grito de !Victoria! Es un libro desgarrador, en el que las protagonistas son mujeres que participaron en la Segunda Guerra Mundial y le cuentan a la autora (porque las narraciones sobre los hechos son construidas a través de entrevistas) diferentes aspectos sobre lo que tuvieron que vivir desde la guerra. Sus puntos de vista otorgan otra perspectiva a las narraciones habituales, porque muestran aspectos a los cuales no se les ha dado importancia pero que ciertamente constituyen un soporte para conocer sobre lo que aconteció y cómo la guerra puede cambiar radicalmente la vida de las personas. Todas las voces son las de las mujeres, por lo que se demuestra que la guerra tiene cualquier rostro, se mimetiza y puede ser todos: el hombre, la mujer, la religión, la cultura, la ciencia, la política, la economía. No discrimina, es de todos y para todos, la mejor distribuidora de odio. Ahora, eso fue lo que más me pareció impresionante de esos relatos: la mujer, al ser portadora de vida, tiene una capacidad mucho más asentada para sobreponerse el amor al odio. Me impactó cómo esas mujeres, a pesar de haber sido víctimas de los actos de terror perpetrados por los nazis, cuando llegaron a Alemania y tuvieron que ver las condiciones en que se encontraban los niños de los enemigos, “olvidaron”, tal vez perdonaron, pero lo que sí es cierto es que sus actos fueron benévolos para con quien les había hecho daño. El libro es fabuloso. Tal vez la única crítica que podría realizar es que puede parecer monótono al algunos apartes, pero, para no caer en ello, puede cambiarse la forma de su lectura: leerse no de corrido sino por partes, para tomar aire. Además ello permite oxigenar el cerebro frente a la crudeza de los relatos. Dios permita que nunca esté en medio de una guerra, pero que si soy partícipe de ella tenga al menos la mitad de la fortaleza que demostraron esas mujeres.


Este libro es impresionante y me lloré capítulos enteros. En primer lugar, porque es un claro ejemplo de la invisibilidad de las mujeres. yo estudié, como todos, supongo y he visto películas, documentales de la segunda guerra y no me había topado con el dato del millón de mujeres voluntarias que lucharon en el frente ruso. Uno claro sabía de las enfermeras inglesas con sus blancos vestidos, (blanco si muy limpios), pero ni siquiera de que había médicos, ni que decir de soldados, francotiradores, pilotos etc. Pero este olvido de la historia, no implica solo desconocer que las mujeres habían ampliado mucho su campo de acción de lo que es ser mujer, sino cómo se trata luego de la guerra el volverlas a un rol más tradicional, y no sólo en Rusia. Bueno, es difícil no hacer spoiler, pero me gustó mucho por lo que optó la escritora: trascribir lo testimonios, su organización y la impresión que dicho trabajo le dio. Este libro debiera leerse en los últimos años de secundaria, para reforzar la paz como un valor. (Lista 2021: Marzo Leyendo mujeres)


Me cuesta calificarlo mejor porque la autora casi no escribe en este libro. Es una mera recopilación de testimonios de mujeres en la guerra. Muy interesantes por cierto.


Leer sobre la guerra siempre impacta, entristece conocer la crueldad y frialdad con la que se presentan episodios reales que marcan la existencia de las personas para el resto de sus vidas. Esta novela recopila a través de entrevistas personales y cartas las memorias de mujeres sencillas, humildes con vidas normales, que un día en sus años de juventud tomaron la decisión de ir al frente de batalla a luchar por su país. Son historias tan personales, cada una vivió la guerra de una manera diferente de acuerdo a la participación que tuvieron en el frente de combate, pero encuentro en cada testimonio un hilo que las une: el amor de patria, amor por el prójimo, la entrega, la valentía, la resiliencia, el dolor, el miedo a la muerte y también a la vida, no hay diferencias culturales entre ellas, la mirada que tienen de la guerra es muy humana, tan lejos del relato épico y el dolor que triunfa de manera gloriosa. Aunque la guerra terminó ellas tuvieron que enfrentar otra guerra en su vida civil por el rechazo al que fueron sometidas por haber estado en el frente. Pero, también es reconfortante conocer esos momentos en que se encontraron con algunas personas a quienes ellas les salvaron la vida les agradecen a voz en cuello. A pesar de lo triste de la historia, disfrute mucho el hecho que Svetlana Alexievic haya visibilizado a estas mujeres que en los textos de historia, novelas y películas no se les da el protagonismo que tienen. En mi retina quedan grabadas estas heroínas y en mi memoria quedan las voces de los episodios de hombres y mujeres que nos compartieron.


Este libro es horrible. Está escrito a partir de las voces de muchas mujeres que lucharon en el frente ruso en la Segunda Guerra Mundial. Últimamente estoy dándole muchas vueltas al comportamiento que hemos tenido ante la pandemia. Las continuas quejas de tanta gente que lo único que tenía que hacer era quedarse en casa, con todas las comodidades del mundo, para frenar el virus y salvar a sus vecinos más vulnerables.... y no hemos sido capaces. Quería ver qué movió a todas esas mujeres y hombres, muchos de ellos casi niños, a enfrentarse a una muerte casi segura. Y mi conclusión es que parece mentira que pertenezcamos a la misma especie. Está claro que las bases del capitalismo y el liberalismo se han apoderado de nuestros cerebros y corazones. Este catálogo de los horrores es sólo un botón de muestra del sufrimiento tan tremendo que provoca una guerra y de las atrocidades que puede llegar a cometer el ser humano. Pero también es una muestra de la generosidad más extrema, de tantas y tantas personas que antepusieron el bien de la comunidad al de uno mismo, hasta el punto de darlo todo: la vida, los hijos, la conciencia... Es un libro que me ha dejado una tristeza muy grande en el corazón. Ojalá nunca hubiera ocurrido algo así, ojalá aprendiéramos de la Historia con mayúscula, y de las historias con minúscula, y todo ese dolor sirviera para que las siguientes generaciones fueran mejores. Aunque está visto que lejos de ser así, está siendo todo lo contrario. Me da verdadero vértigo la vanalidad y la superficialidad de nuestra sociedad, a qué nivel de estupidez y egoísmo hemos llegado. La sangre que se ha derramado en tantos conflictos, las penurias que se han vivido, no merecen que nosotros, sus descendientes, en lugar de aprender para ser mejores, los hayamos olvidado y no seamos más que una panda de imbéciles consumistas y hedonistas, incapaces de pensar en nada que esté más allá de nuestro ombligo. Espero ser capaz de enseñar otros valores a mis hijos. Y espero que otros muchos padres también lo hagan.


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FRASES DEL LIBRO LA GUERRA NO TIENE ROSTRO DE MUJER

La guerra femenina tiene sus colores, sus olores, su iluminación y espacio. Tiene sus propias palabras. En esta guerra no hay héroes ni hazañas increíbles, tan solo seres humanos involucrados en una tarea inhumana.


Siempre habíamos estado combatiendo o preparándonos para la guerra. No hemos vivido de otra manera, debe ser que no sabemos hacerlo.


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